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Non-fiction
Mentiras
Nathalie Guillén
Llagas en un corazón agotado por la constante negatividad a su alrededor. Se deja llevar por esos veredictos, según algunos, lógicos e irrefutables. Esos que hablan acerca de una terrible habilidad que tenemos nosotros, la realeza del reino animal. Dicen que, si tu coartada es una pregunta y tus pupilas corren hacia la imaginación, estarías infringiendo la ley moral. Una moral creada por aquellos que querían un mundo mejor pero no se esforzaban por conseguirlo. Una moral adorada por esos que se consideraban hijos de Adán y Eva, pero que fue destruida una vez que la Caja de Pandora hizo presencia.
Puras excusas son esas verdades que tanto usan para respaldar sus acciones. “Somos humanos,” dicen como si eso significara algo. “Es algo que todos hacen,” se limpian las manos con el poder de la generalización. “Es para que no te duela,” evitando una decisión. Separan sus labios para dejar salir a la serpiente disfrazada de cordero. El mayor problema lo sufren aquellos que solo hablan cuchillas justas y esperan escuchar lo mismo, pero en cambio lo que llega a sus oídos son agujas llenas de sida. No, ese no es el problema, todos tenemos una serpiente que ronda nuestro organismo y con el pasar de los años sabe llegar más rápido al final de cada laberinto. Mentiras son esas palabras que se usan como escudo para librarse de la pena impuesta por la ley moral.